Maratón de San Sebastián

Hace unos meses atrás algunos "xalaos" queríamos ir un poco más allá, así que sin pensarlo mucho más, decidimos emprender una doble aventura, por un lado correr una maratón y por otro hacerlo en la bonita, señorial e impresionante ciudad de San Sebastián.

Comenzamos la aventura Bernardo y David junto a nuestras respectivas señoras "xalás" Lluch y Sonia que decidieron acompañarnos en este viaje.

Nada más llegar nos alojamos en un hotel sito en Monte Igueldo, con unas impresionantes vistas de San Sebastián y pronto nos dejamos caer por el casco antiguo de la ciudad, famoso por sus tabernas y restaurantes para probar su típica cocina de "pintxos" y demás gastronomía local.

El tiempo nublado y con lluvia intermitente hacía más bonito los paseos por la ciudad, Bahía de la Concha, desembocadura del rio Urumea, calles comerciales, estadio de Anoeta fueron algunos lugares que visitamos en esta corta estancia.

Por la tarde fuimos a recoger los dorsales para la maratón donde empezamos a vivir el ambiente deportivo de la prueba, cientos de aficionados nos reunimos en los aledaños del estadio de fútbol para ver nuestras inscripciones y recoger la bolsa del corredor.

Tras estar toda la noche lloviendo, el domingo el tiempo nos dio una tregua para realizar la mítica prueba, así que con algunos nervios propios de tan exigente carrera, nos preparamos para afrontarla lo mejor posible. Nuestras compañeras se armaron de cámaras de fotos y de ilusión para darnos ánimos en algunas calles de la Ciudad.

En la salida no reunimos unos 6500 atletas para realizar tres pruebas, el 10 K, la media maratón y la maratón, donde los participantes de la maratón dábamos dos vueltas al circuito de la media maratón.

La prueba estuvo bien organizada, con los avituallamientos de líquidos y sólidos necesarios, voluntarios y sobre todo el calor del público que animaron durante toda la carrera.

Los xalaos comenzamos a buen ritmo, poniéndonos rápidamente a cinco minutos el kilómetro y alguno de ellos incluso por debajo, eramos conscientes de que aquello nos podía pasar factura mas adelante.

Paso a paso los kilómetros iban cayendo y nuestra motivación se encontraba intacta hasta que en el kilómetro 30 comenzamos a disminuir 

 el ritmo de carrera ya que nuestras piernas comenzaban a flojear. Sobre el kilómetro 33 como dice Bernardo nos salió de una esquina "el dimoni en la forca" que no es más que el desgaste iba en aumento en nuestros cuerpos, llegando incluso a tener calambres en las piernas.

Finalmente llegamos juntos a meta, Bernardo en mejores condiciones que David, pero contentos por finalizarla y mejorar nuestras marcas personales.

Sin duda un buen fin de semana, agradecer la compañía de nuestras mujeres que estuvieron animándonos durante toda la carrera. Sin duda...para repetir!!!